Los hongos de pudrición, como su nombre indica, son los causantes de la pudrición de la madera.
A pesar de haber gran cantidad de especies de hongos xilófagos de pudrición, podemos afirmar que para que puedan producir daños en la madera, esta debe tener una humedad relativa superior al 20 %.
El desarrollo de los hongos xilófagos se inicia cuando se depositan sus esporas sobre la madera. Al encontrar las condiciones necesarias para su desarrollo, germinan formando las hifas que penetran a través de los orificios naturales de la madera, siendo su acción puramente mecánica.
Posteriormente comienza la degradación de la madera, que ocurre por la acción de las encimas, permitiendo descomponer los constituyentes de la madera.
Los hongos dañan la pared de las células de la madera, que es donde residen sus propiedades físico-mecánicas, por eso aún en estados iniciales de ataques, se produce una gran disminución de la resistencia de las piezas de madera.
Podemos distinguir tres tipos de pudrición: Pudrición cúbica o parda, pudrición fibrosa o blanca y pudrición blanda.
Esta última necesita un mayor porcentaje de humedad, por lo que suele darse en maderas en contacto con el suelo o con el agua.
Los hongos de pudrición cúbica o parda (imagen superior) atacan fundamentalmente a la celulosa, por lo que queda un residuo de lignina, que es lo que da ese aspecto mäs oscuro y en forma de cubos.
Atacan tanto el duramen como la albura de coníferas y frondosas y se desarrollan entre un 30 a 60 % de humedad.
En la pudrición fibrosa (foto de la izquierda) es atacada la lignina, al quedar restos celulósicos, la madera afectada presenta ese aspecto más claro y fibroso.
En la foto de la derecha vemos micelios, que son agrupaciones de hifas y tienen un aspecto algodonoso.